lunes, 29 de abril de 2013

Ejercicio XVI_ Tres colores, Azul

Tres colores: Azul
Krzysztof Kieslowski
1993

El director de la trilogía le dedica al color azul la primera parte. Le otorga a este color la simbología de la libertad, en su sentido de "vivir la vida en sí misma".

La película comienza con un trágico accidente en el que fallecen el marido y la hija de la protagonista (Julie).

Trás la catástrofe Julie, abandona todo y cambia su mansión y todos sus bienes por una vida anónima en un apartamento perdido en la ciudad.
El dolor por la pérdida es palpable.
Se trasmite ese dolor mediante un lenguaje cinematográfico de ritmo lento y primeros planos.
Los momentos de tensión, en los que Julie, vuelve a su pasado están muy marcados, acentuados por cambios de iluminación, efectos de sonido y el color azul.
La iluminación tiene un papel predominante a lo largo de todo el film, ya que (fundamentalmente los ambientes azulados) le otorgan mucho dramatismo a la imagen. 

El color azul, utilizado tanto en iluminación como en objetos físicos está cargado de una fuerte simbología, y sirve para remarcar momentos puntuales del guión.
Los efectos de sonido tienen también un importante papel. Música e historia se funden para hablar un mismo lenguaje.
La trama de la música está intrinsica en el guión, ya que la protagonista está vinculada al mundo de la música.


La película trascurre, como si de una pieza de orquesta se tratara, con sus violines, sus flautas y sus chelos, con sus acordes y sostenidos, haciendo que sintamos la vibración e intensidad de cada nota. Nos lleva incluso a ver las notas de uno u otro color, en este caso el color de las notas es azul.





domingo, 28 de abril de 2013

Virxilio Vieitez

La retrospectiva de Virxilio Vieitez es el retrato de una época.

La galicia de los años 60 se nos presenta tal y como era la sociedad de esa década, a través de fotografías que van desde retratos familiares hasta las festividades populares.

Por un lado nos encontramos con retratos individuales donde podemos ver como Vieitez imprime en el retratado una personalidad. Los personajes de sus fotografías hablan de sí mismos, somos capaces de imaginarnos una vida a través de una única imagen. Se trata de imágenes potentes y que nos resultan tremendamente cercanas.



Nos encontramos también con una gran cantidad de retratos de familia. En parte estos retratos tenían una utilidad muy clara, ya que servían para enviar a la familia que había emigrado a América, con el fin de que nuestros familiares vieran el progreso de los que habían dejado atrás. Quizá por esto mismo, es característico que aparecieran en la fotografía, las últimas adquisiciones tecnológicas, el aparato de radio, la motocicleta o el automóvil,  son elementos que se repiten en muchas de las imágenes de la exposición








La sociedad estaba marcada por un amplio tradicionalismo, donde las costumbres religiosas marcaban en gran medida las vidas de los habitantes.
Este arraigo podemos apreciarlo en el riguroso luto que se aprecia en las vestimentas de algunos personajes, así como en la tremenda costumbre de fotografiarse con los muertos en el entierro.



Pasando a una temática un poco menos escabrosa, Vieitez dedica gran parte de su obra a los retratos de bodas, comuniones y festividades populares, como verbenas y romerías donde  se nos muestra una parte más lúdica de la sociedad, el retrato de como se divertía la juventud.





Las últimas fotografías son de los años 70, aparece el color, el recuerdo deja de ser en blanco y negro para dar paso a un color  muy característico, un color "retro" que nos traslada a otra época de un solo vistazo.



 Entre las imágenes de Vieitez, me he encontrado con estos retratos,  de frente y de espaldas, que me ha recordado lo que tratamos en el bloque teórico del retrato sobre las imágenes de espladas. La imagen en color concretamente me resulta tremendamente inquietante.