Comenzamos con "el recorrido"; colocamos el papel en el suelo, y probamos a hacer bailar la peonza, recordando el patio del colegio cuando eramos unos infantes. Parece ser que hay cosas que si se olvidan con los años porque fui incapaz de hacerle dar un giro. 
Después de los intentos fallidos, cambie la peonza de cuerda por otra que se hace girar con los dedos. Esta me funciono mucho mejor, obteniendo resultados similares.
Esparcí el grafito el polvo en el papel y rodé la peonza. Mientras la peonza iba girando yo iba moviendo el papel, de manera que quedara un recorrido más interesante. El resultado fue un amplio recorrido poliforme.
Retiramos el grafito y repasamos el recorrido obtenido con un rotulador.
El siguiente paso es marcar el dibujo en un punto, marcando conjuntamente el plano de la ciudad.Ese punto será "nuestra casa".
Durante esta manipulación se producen en el papel unas manchas blancas, que proceden de la huella de mis dedos, y al eliminarse el carboncillo y dar paso a ese espacio blanco se produce esa sensación de ciudad, se convierte en algo que esta ahí y está vivo
Procedemos ahora a intercambiar nuestros mapas y dibujos.
Yo cambie el plano de la ciudad, porque consideré que aunque la ciudad la elegimos nosotros, el dibujo se convierte en algo mucho más personal.
Mi ciudad era Lisboa y la que me tocó fue Nueva York, el cambio no estuvo mal...
Lo siguiente fue coger una frase al azar y colocar el punto del dibujo en el nuevo mapa, ubicando así nuesta "casa definitiva".
A partir de este punto jugamos con nuestro mapa y nuestro recorrido, trasladando el dibujo producido del azar de la peonza a un territorio real.
El último elemento, la frase, "pies pa´que os quiero si tengo alas para volar", me encajaba perfectamente con la idea de vivir en Nueva York en una casita ideal en el barrio de Queens y recorrer por la ruta 678 ( muy cerca de mi casa) el recorrido real obtenido del azar.
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